Somos parte del Colegio Rural Agrupado Cabu Peñes. Estamos en Laviana, en el concejo de Gozón, Asturias.
sábado, 23 de noviembre de 2013
miércoles, 20 de noviembre de 2013
EL CUMPLEAÑOS DE JOSE
Para celebrar el
cumpleaños de Jose (que es el niño del mandil naranja que veis en la foto),
hicimos unas bolitas de coco y zumo de naranja con kiwi.
Llara (la del
mandil rosa) trajo platos, velas, servilletas… Maite trajo los ingredientes
para cocinar.
Primero hicimos
las bolitas de coco. Se hacen con coco rallado y leche condensada.
Después hicimos el zumo. Llara y Cristina partieron el kiwi en trocitos, y después cada uno se hacía el zumo en un exprimidor y se lo echaba.
Después Jose sopló las velas, que pusimos en las bolitas.
Esta foto que veis es Llara que estaba contando su versión de Caperucita Roja. Como veis, va vestida toda de rojo. Lo hicimos a oscuras, con una vela.
¡Lo pasamos genial!
Otro día os contaremos más cosas.
¡Esto, esto, esto ha sido todo, amigos!
¡Y MÁS CAPERUCITA!
¡Hola a todo el mundo!
Aquí tenéis el cuento de Cristina:
Aquí tenéis el cuento de Cristina:
Había una vez una casita en medio del bosque. En esa casita vivía una
abuela, llamada Caperucita Roja. Se llamaba así porque tenía un gorro y una
caperuza de color rojo.
La abuelita no paraba de llevarle bizcochos a su nieta ,que estaba mala . Un
día se le ocurrió llevarle una tarta de frambuesa. La tarta dejaba un olor muy
rico y tenía muy buena pinta .La abuelita se dirigió a la casa de su nieta. La
abuelita pasó delante de la casa del lobo. El lobo, que era muy malo, olió la
tarta .Tenía una idea para que la
abuelita le diera la tarta.
Fue por un atajo, y llegó a la casa de la nieta . Picó a la puerta: ´´toc, toc´´.
La nieta, María,dijo:
-¿Quién es?
-Soy yo, tu abuelita.
- Puedes entrar, la puerta está abierta.
El lobo entró y metió a la niña en
el armario. El lobo se puso el camisón de la niña y se metió
en la cama. La abuelita llegó y se dirigió a la cama. La abuelita le
dijo a la niña, que era el lobo:
-¿Te encuentras mejor?
El lobo respondió:
-Me encontraría mejor si me das esa tarta tan deliciosa.
La abuelita al oír esa voz tan grave
ya pensó que era el lobo. La abuelita
dijo:
-Tú eres el lobo que quieres comer
la tarta que le hice para mi nieta .
El lobo corrió detrás de la abuelita
por toda la casa.
Un cazador que pasaba oyó el ruido y se dirigió hasta la casa. Abrió la
puerta, y el lobo paró de seguir a la abuelita. El cazador dijo:
-Vete de aquí y no te quiero volver a ver.
El lobo se fue como si fuera una bala.
La niña gritó:
-¡Socorro, socorro!
Y la abuelita la sacó del armario.
La abuelita le dijo al cazador:
-Muchas gracias, me has salvado a mí y a mi nieta.
martes, 19 de noviembre de 2013
LA LEYENDA DE CAPERUCITA ROJA
¡Hola a todo el mundo!
Soy Llara.
Soy Llara.
La historia que os voy a contar me la
contó mi madre, y a mi madre se la contó mi abuela, y a mi abuela mi
bisabuela... Es una historia familiar
que le ocurrió hace mucho, mucho tiempo, a una antepasada mía.
Le encantaba ir siempre cubierta con una
capucha roja, por eso en la familia se le conoce como Caperucita Roja.
Ella cada semana iba primero a la tienda
a comprar té, miel, fruta y alguna legumbre, y después iba a ver a su abuela. Tenía
que cruzar el bosque que era bastante largo y peligroso, así que iba a la grupa
de Duquesa, su yegua. Normalmente no había nadie en el bosque. Pero un día, a
las 12 de la mañana, cuando estaba en el medio del bosque para ir a casa de su
abuelita, no todo parecía estar tranquilo. Se oían unos ruidos muy extraños.
Caperucita se bajó de la yegua y empezó a mirar entre los árboles para ver de
dónde salían esos ruidos. Y oyó una voz
que le dijo:
-¿Qué
haces aquí, niña?
Caperucita contestó:
-Voy a casa de mi abuelita a llevarle
esta compra. ¿Y tú quién eres?
Entonces salió una sombra humeante...
Era un gran lobo negro fumando una pipa, y llevaba una gabardina a cuadros de
color café.
Caperucita se montó a toda prisa en su
yegua y salió pitando de allí para seguir su camino.
Pero lo que ella no sabía es que ese
lobo guardaba un tremendo y oscuro secreto: un hada del bosque le había
hechizado. En realidad era un príncipe
encantado y sólo se deshechizaría con un beso de amor verdadero.
El caso es que el pobre príncipe, al
tener forma de lobo, nunca conseguía
enamorar a ninguna chica, y así no había manera de volver a ser príncipe.
CONTINUARÁAAAAAAAAA..........
¡ES BROMA!
La abuela de Caperucita ya sabía el
problema del “lobo”, y tenía un plan.
¡AH, ES VERDAD! ¡QUE VOSOTROS
NO LO SABÉIS! ¡ESPERAD QUE OS LO CUENTO!
Mientras os he estado explicando lo que
le ocurrió al lobo, él ya había cogido un atajo para llegar antes a casa de su vieja
amiga, la abuela, y trazar un plan con ella... y a Caperucita todavía le queda un rato de
camino.
Cuando el lobo llegó a la casa de la
abuela, le explicó lo sucedido y la abuela le explicó el plan.
Ella se fue a dar un paseo y el lobo,
con uno de los poderes que le había concedido el hada y que consistía en
convertirse en cualquier otro ser vivo que no fuera él mismo… ¡se convirtió en
la abuela! Y se sentó en su sillón a ver
la tele mientras tejía. Caperucita llegó a la casa y encontró a su “abuela”.
Estuvieron charlando un rato, peroooooo … el efecto del poder era limitado y se le
acabó, y se convirtió de nuevo en lobo.
Caperucita se puso a gritar como si
fuera una loca:
-¡AAAAAAAAAhhhhhh!
En ese momento entró la abuela y dijo:
-¡Miércoles!
Mejor me voy y vuelvo en otro momento.
Y se fue.
Después de un rato, Caperucita se cansó
de gritar al ver que el temible lobo no la devoraba. El lobo y Caperucita estuvieron
charlando un rato y no sabemos cómo sucedió, pero el caso es que… ¡se dieron un
beso tan especial…! ¡Que se
habían enamorado!
Y el lobo se convirtió en... ¡príncipe otra vez! ¡Y se casaron! ¡Y vivieron felices! E incluso con el tiempo llegaron a tener...
¡ocho hijos! Y una de esos hijos fue mi
tatatatarabuela.
¡En fin! Esta es una pequeña parte de la historia de mi
familia. Otro día os contaré más.
martes, 12 de noviembre de 2013
PARA REPASAR EL APARATO LOCOMOTOR
El viernes tenemos control de Conocimiento del Medio.
El aparato locomotor lo podéis repasar pinchando aquí:
http://centros3.pntic.mec.es/cp.antonio.de.ulloa/webactivhotpot/raiz/Hot%20Pot/cono6/locomocion/locomotor.htm
Los sentidos se estudian muy bien con el disco de "Pipo" de El cuerpo humano.
¡A repasar!
El aparato locomotor lo podéis repasar pinchando aquí:
http://centros3.pntic.mec.es/cp.antonio.de.ulloa/webactivhotpot/raiz/Hot%20Pot/cono6/locomocion/locomotor.htm
Los sentidos se estudian muy bien con el disco de "Pipo" de El cuerpo humano.
¡A repasar!
lunes, 11 de noviembre de 2013
CUANDO ÉRAMOS PEQUEÑAS...
¡Hola a todo el mundo!
Cristina
Como estamos estudiando las NARRACIONES, hemos empezado escribiendo unas narraciones muy cortas que se llaman ANÉCDOTAS. Una anécdota es una narración muy breve en la que se cuenta un suceso curioso que le ocurrió a alguien.
Las anécdotas que os vamos a contar nos ocurrieron cuando éramos pequeñas.
Ricas galletas
Un día, cuando era pequeña,
mi perro estaba comiendo comida para perro. Y yo tenía hambre. Entonces
cogí una galleta y me la comí. Después
tenía más hambre, cogí otra galleta y me la comí. Y así hasta que no quedó
nada.
Cuando llegó mi madre con un plato
de comida, no me lo comí porque ya no tenía ganas.
¿Sombrero o cesta?
No
llegaba a los 2 años. Estaba en un restaurante comiendo con mis padres, sentada
a la mesa en una trona infantil. Tenía el cesto del pan a mi lado y empecé a
sacar los panes. Cuando acabé de sacarlos me puse la cesta de sombrero.
Nadie pone triste a mi amiga
Iba a
infantil con 2 años. Estaba en el colegio jugando todos los niños a la
plastilina. Un niño vino y le quitó a mi amiga la plastilina con la que ella
jugaba. Mi amiga se quedó triste y yo
entonces me levanté, fui hacia el niño, le reñí y le quité la plastilina para
dársela a mi amiga.
Me encantan los biberones
Cuando
era pequeña, que aún tomaba el biberón, una mañana de día de Reyes, mientras lo
tomaba, vino mi madre a avisarme de que los Reyes Magos habían venido y habían
dejado un montón de juguetes al píe del árbol. Mi madre me lo decía nerviosa y
emocionada. Sin embargo yo, sin soltar la tetina del biberón, hice una señal
con la mano a mi madre de que esperase y hasta que no dejé el biberón vacío no
fui a ver que me habían dejado los Reyes Magos.
Llara
Suscribirse a:
Entradas (Atom)