¡Hola a todo el mundo!
Soy Llara.
La historia que os voy a contar me la
contó mi madre, y a mi madre se la contó mi abuela, y a mi abuela mi
bisabuela... Es una historia familiar
que le ocurrió hace mucho, mucho tiempo, a una antepasada mía.
Le encantaba ir siempre cubierta con una
capucha roja, por eso en la familia se le conoce como Caperucita Roja.
Ella cada semana iba primero a la tienda
a comprar té, miel, fruta y alguna legumbre, y después iba a ver a su abuela. Tenía
que cruzar el bosque que era bastante largo y peligroso, así que iba a la grupa
de Duquesa, su yegua. Normalmente no había nadie en el bosque. Pero un día, a
las 12 de la mañana, cuando estaba en el medio del bosque para ir a casa de su
abuelita, no todo parecía estar tranquilo. Se oían unos ruidos muy extraños.
Caperucita se bajó de la yegua y empezó a mirar entre los árboles para ver de
dónde salían esos ruidos. Y oyó una voz
que le dijo:
-¿Qué
haces aquí, niña?
Caperucita contestó:
-Voy a casa de mi abuelita a llevarle
esta compra. ¿Y tú quién eres?
Entonces salió una sombra humeante...
Era un gran lobo negro fumando una pipa, y llevaba una gabardina a cuadros de
color café.
Caperucita se montó a toda prisa en su
yegua y salió pitando de allí para seguir su camino.
Pero lo que ella no sabía es que ese
lobo guardaba un tremendo y oscuro secreto: un hada del bosque le había
hechizado. En realidad era un príncipe
encantado y sólo se deshechizaría con un beso de amor verdadero.
El caso es que el pobre príncipe, al
tener forma de lobo, nunca conseguía
enamorar a ninguna chica, y así no había manera de volver a ser príncipe.
CONTINUARÁAAAAAAAAA..........
¡ES BROMA!
La abuela de Caperucita ya sabía el
problema del “lobo”, y tenía un plan.
¡AH, ES VERDAD! ¡QUE VOSOTROS
NO LO SABÉIS! ¡ESPERAD QUE OS LO CUENTO!
Mientras os he estado explicando lo que
le ocurrió al lobo, él ya había cogido un atajo para llegar antes a casa de su vieja
amiga, la abuela, y trazar un plan con ella... y a Caperucita todavía le queda un rato de
camino.
Cuando el lobo llegó a la casa de la
abuela, le explicó lo sucedido y la abuela le explicó el plan.
Ella se fue a dar un paseo y el lobo,
con uno de los poderes que le había concedido el hada y que consistía en
convertirse en cualquier otro ser vivo que no fuera él mismo… ¡se convirtió en
la abuela! Y se sentó en su sillón a ver
la tele mientras tejía. Caperucita llegó a la casa y encontró a su “abuela”.
Estuvieron charlando un rato, peroooooo … el efecto del poder era limitado y se le
acabó, y se convirtió de nuevo en lobo.
Caperucita se puso a gritar como si
fuera una loca:
-¡AAAAAAAAAhhhhhh!
En ese momento entró la abuela y dijo:
-¡Miércoles!
Mejor me voy y vuelvo en otro momento.
Y se fue.
Después de un rato, Caperucita se cansó
de gritar al ver que el temible lobo no la devoraba. El lobo y Caperucita estuvieron
charlando un rato y no sabemos cómo sucedió, pero el caso es que… ¡se dieron un
beso tan especial…! ¡Que se
habían enamorado!
Y el lobo se convirtió en... ¡príncipe otra vez! ¡Y se casaron! ¡Y vivieron felices! E incluso con el tiempo llegaron a tener...
¡ocho hijos! Y una de esos hijos fue mi
tatatatarabuela.
¡En fin! Esta es una pequeña parte de la historia de mi
familia. Otro día os contaré más.